Como muchas otras palabras que usamos en relación a la sexualidad, “previa” tiene una connotación que distorsiona y confunde. Si pensamos que denominamos con este término al tiempo del encuentro que precede a la penetración, nos quedamos con la idea que todo lo que pasa hasta ese momento es un medio para llegar a un fin. Esta concepción nos quita la posibilidad de habitar cada momento del intercambio con plenitud y nos invade de ansiedad.
Mantener un estado de atención plena en el presente es la mejor manera de conectar con las propias sensaciones y dejarse fluir en la interacción con el otro.
¿Por cual otra palabra podemos cambiar el término “previa”?
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